martes, 26 de noviembre de 2013

Los límites en la relación profesor alumno

El ser docente es una tarea que demanda además del dominio de conocimientos del área de su especialidad así como las estrategias de enseñanza, un conjunto de habilidades para favorecer en los estudiantes el desarrollo integral de sus facultades.  Una de las condiciones para poder cumplir con este propósito, es el establecimiento de un ambiente de aprendizaje en el que se propicie la confianza y la seguridad de los estudiantes en sí mismos. Esto sólo se logra cuando existe una buena relación entre el docente y el alumno,  ¿pero qué características debe tener esta relación? ¿qué aspectos es necesario propiciar y cuáles se deben evitar para no trasgredir la relación con sus alumnos? Se podrían enumerar varios aspectos pero, enfatizaré tres que considero importantes:

En primer lugar es importante que la relación se establezca  en un ambiente de respeto mutuo reflejado en las relaciones de comunicación con los estudiantes, que además son relaciones de comportamiento. Lo cual no implica necesariamente que no se pueda tutear al profesor, siempre y cuando no se pierda la autoridad moral y académica de este con los estudiantes.


En segundo lugar, el maestro debe tener claro que su práctica implica  atender a los estudiantes, sobretodo en aspectos académicos, pero que habrá casos en que los alumnos les comenten sus problemas personales, o que sin comentarlas  demandan la atención de los profesores,  es importante que el maestro  busque estrategias para apoyar alumno, cuidando de no trasgredir en situaciones  como involucrarse en la situación familiar del estudiante, o arriesgar incluso la integridad del estudiante o de él mismo.


Por último, aunque la relación profesor-alumno tenga una carga afectiva, es necesario establecer límites en la forma en cómo se estructuran las relaciones y se expresan las emociones, es decir, tener presente el rol y la figura de autoridad de maestro, sobre todo con los niños y adolescentes, ya que aunque  requieran la confianza del docente, consciente o inconscientemente también demandan la figura de autoridad que les ayude a guiar y regular su conducta. Por lo tanto es importante no confundir el establecer una relación amistosa con los alumnos, con pretender “ser amigo”  de éstos, ya que la amistad implica situaciones de confidencialidad, de complicidad y de búsqueda de la identidad, que los estudiantes buscan en la relación con sus pares. Mucho más complejo sería hablar de relaciones afectivas entre profesores y alumnos que impliquen la búsqueda de una relación sentimental, que si bien, en el caso de niveles superiores puede ser polémico el tema, en estudiantes menores de edad, no sólo implica situaciones legales, sino además de la pérdida o la falta de autoridad  moral por parte de los profesores, por llamarlo de alguna manera.



Para finalizar, es importante considerar que no es necesario establecer códigos de ética o lineamientos explícitos, que regulen las relaciones que los docentes establecen con los estudiantes, se trata más bien de habilidades, actitudes y sobre todo valores que el docente desarrolla y manifiesta en su quehacer docente, es decir, es un estilo de ser docente. 



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